Para los medios especializados del extranjero, diarios, economistas y
defensores de la libertad, han venido calificando duramente las
transformaciones socialistas de Bachelet, las que no solo aumentan
radicalmente los impuestos, desaceleran la inversión y la economía,
además de la polarización social, sino que también el Gobierno de
Bachelet está intentado empobrecer al empresariado, quienes terminarán
sacando sus recursos de Chile, lo que afectará finalmente a los mas
pobres.
Además, la gravedad de sus cambios, va de la mano con medidas
populistas y el bloqueo a las libertades de expresión, buscando
transformar a Chile en un país socialista y destruyendo por completo el
modelo exitoso que el país ha alcanzado, todo debido a la alta
influencia del comunismo castrista, en la gobernante Bachelet.
Muchos medios incluso llegan a calificar a Bachelet como el peor Gobierno en Chile desde el retorno democrático en 1990.
Algunos medios de alto prestigio internacional como el Wall Street Journal señala:
“Bienvenidos al Chile de Bachelet, en el que la libertad
es un problema para el mundo soñado de los socialistas”. Luego señala:
“El milagro de Chile va en reversa”.
Es una tontería sugerir que una sociedad
libre puede garantizar la igualdad de oportunidades o resultados
económicos igualitarios. Pero eso no evita que los políticos electos en
las democracias modernas prometan ambas cosas.
Aprender más ahora o ganar más después son síntomas de injusticia a los ojos de la presidenta y los militantes de su partido.
-Para entender por qué las perspectivas del “milagro” chileno son tan
oscuras y la inversión se está desplomando, no hace falta ver más allá
de la obsesión de este gobierno por frenar a aquellos que patinarían por
delante del grupo.
-Bachelet ha incrementado los impuestos de todo, desde el capital
hasta el consumo. Un objetivo es ahogar a la clase inversionista,
haciéndola más pobre para que la inequidad caiga. Sin embargo, es más
probable que las disparidades de ingresos aumenten ya que los ricos
tienen formas de proteger sus ingresos mientras que los pobres dependen
de la creación de empleos a partir de la inversión para ganarse el pan
de cada día y generar riqueza.
-Cuando las políticas son favorables al capital, como han sido en
Chile desde los años 80, la vida en los estratos económicos más bajos
mejora en términos absolutos.
-El mes pasado, el Fondo Monetario Internacional informó que, en
términos de parida de poder adquisitivo, el PIB anual per cápita de
Chile ahora equivale a US$23.165, lo que lo ubica justo por detrás de
Polonia (US$24.429) pero muy por delante de México (US$17.925).
-Este desempeño impresionante probablemente no continuará ahora que
Chile se está convirtiendo en otra jurisdicción con altos impuestos.
-Las mayores tasas impositivas supuestamente deben generar más
ingresos que el gobierno asegura que serán gastados en la mejora de las
escuelas públicas. Sin embargo, en el improbable caso de que los
ingresos tributarios aumenten mientras los inversionistas salen en
desbandada, no hay una correlación entre los incrementos de gastos en
los salones de clase controlados por los sindicatos y los resultados
académicos. Los autores intelectuales del plan parecen reconocer esto y
es por eso que desean destruir la competencia de las escuelas privadas.
-Bachelet tiene a los sindicatos de profesores de su parte, pero está
perdiendo rápidamente el apoyo del público. Los chilenos están dándose
cuenta que “justicia” es sólo una cubierta para las políticas de
intereses especiales. Un gobierno que realmente quisiera ayudar a los
menos favorecidos trabajaría para expandir las opciones en vez de
negarles a los niños el derecho a patinar tan rápido como puedan.