jueves, 18 de febrero de 2016

DEBER CONSTITUCIONAL DE LOS MILITARES SE TRANSFORMA EN UNA FUTURA AMENAZA

Quienes por azar del destino, vocación o lo que sea, hace cuatro décadas o más, decidieron vestir el uniforme de la patria en cualquiera de las instituciones de las Fuerzas Armadas y de Orden; y además, convencidos de que lo que hicieran o dejaran de hacer en su vida institucional, sería por el bien de su país, al que juraron defender hasta rendir su propia vida... hoy se encuentran en una especial encrucijada.

Cuando tuvieron que participar en lo que hasta el día de hoy siguen considerando una Gesta Libertaria, algo absolutamente ineludible ante la necesidad -en la fecha- de su acongojado país; no sabían que esa actividad militar, que para ellos constituía una obligación constitucional y que la cumplieron con profundo convencimiento, ya que obedecía a la formación militar que habían recibido casi desde su infancia… los conduciría a una terrible desgracia futura.

En Chile -a diferencia de las Grandes Naciones donde sus hombres de armas son respetados y se les agradece permanentemente los desconsuelos de su agitada vida-, los Militares son pisoteados como si fueran la peor de las basuras. En esta barbarie muchos chilenos tienen una importante cuota de responsabilidad.

Me podría extender mucho en el dolor que aqueja a los Militares, pero para no salirme del tema, solo mencionaré un ejemplo, el más reciente: Hoy 10 de febrero del 2016, a las 7 de la mañana, fue trasladado a la cárcel de Punta Peuco un Coronel en Retiro de 89 años de edad, quien debe cumplir una pena de 15 años. Si logra cumplirla, saldría de la cárcel a los 104 años de edad.

No puedo dejar de preguntarme al respecto, considerando que ese oficial fue condenado por cumplir hace más de cuarenta años con un deber constitucional… ¿En las Grandes Naciones ocurren cosas así?

Por supuesto que NO, en las Grandes Naciones JAMAS ocurriría algo así. Al contrario, esas naciones son agradecidas de sus hombres de armas, porque ellos más que nadie, contribuyeron a su grandeza.

Es difícil después de tantos años, mostrar a los chilenos la penosa realidad que se vivió en el gobierno de Allende, principalmente porque la inmensa mayoría no vivió esa época. Además, porque los mismos responsables de la peor destrucción -económica, social, política e institucional- de Chile, han manejado suciamente las comunicaciones escondiendo la verdad. A los que vivimos la época y la sufrimos, no nos llegan los cuentos ni las mentiras, pero lamentablemente sí, a las nuevas generaciones.

Hoy se habla de derechos humanos… Ese Coronel que antes mencionaba, hoy prisionero político del Estado de Chile, camina con dificultad y apoyado en muletas porque últimamente, a los 89 años, ha sido sometido a dos operaciones a las caderas. La esposa de ese Coronel, a sus 86 años de edad, sufre de cáncer. Ellos no tuvieron hijos…

¿Derechos humanos?

Es difícil hablar de estos temas a las nuevas generaciones, pero como manifesté antes, existe en muchos chilenos una inmensa cuota de responsabilidad.

En Chile no existe el Estado de Derecho. La Justicia Chilena, desde su máximo tribunal hacia abajo, en lo que se refiere a juicios contra Militares, está politizada. Los jueces de esas causas y los ministros de las distintas salas que adoptan las decisiones finales, son abiertamente prevaricadores. Y el Poder Político (Ejecutivo y Legislativo y de cualquier tendencia), es cómplice de esa arbitrariedad judicial.

Un país con ese tipo de autoridades políticas y judiciales, simplemente no funciona, por eso comencé diciendo que “el deber constitucional de los Militares, finalmente para ellos se transforma en una amenaza”.

Martin Luther King dejó muchas herencias a la humanidad, hay una que le queda muy bien a Chile: “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”.

Por eso en la gravísima e inconstitucional situación jurídica que viven los que un día cumpliendo con su deber, defendieron a Chile, no se puede esperar NADA de las autoridades políticas ni judiciales, ellos están todos corroídos.

Los que hoy tienen la palabra y la responsabilidad son los otros: Los que vivieron y sufrieron cuando Chile estaba en el abismo, y que luego celebraron su liberación; los que leen y estudian, y no se quedan con los cuentos y las mentiras; los uniformados en retiro que vivieron de cerca los acontecimientos, y hoy en vergonzoso silencio observan el sufrimiento de sus camaradas y familias; y por supuesto, las actuales Fuerzas Armadas y de Orden, herederas de los que forjaron Chile desde su independencia, herederas de los que participaron en las más legendarias contiendas brindando a Chile crecimiento con sus victorias, y herederas de los que en la Gesta Libertaria de 1973 entregaron a Chile Libertad y Desarrollo.

Termino con otro legado de Luther King:

“Ante la verdad, el carácter ennoblece… la sumisión destruye”


ALEJANDRO RUSSELL O’KUINGHTTONSS

lunes, 15 de febrero de 2016

CRUELDAD O JUSTICIA?


Escribe: Julio Alarcón S.
Cientista Político Universidad de Chile
Esta semana ingresó al penal de Punta Peuco un Coronel de Ejército en retiro, con 89 años de edad, con muletas por estar operado de ambas caderas, a cumplir una condena de 15 años 1 día de presidio, por hechos acaecidos hace 43 años. En su casa quedó su esposa afectada de cáncer.
Lo anterior, unido a muchos otros casos, coloca a nuestro país en el indigno primer lugar de los países del mundo cristiano occidental donde se aplican penas de este tipo a ancianos octogenarios, en lo que equivale a una sentencia de muerte.
Sin Estado de Derecho, sin prescripción, amnistía –que sí se aplicó a terroristas de izquierda-, ni cosa juzgada. Y a nadie parece importarle, excepto a sus camaradas de armas.


domingo, 7 de febrero de 2016

A Nuetros camaradas de Armas de las Diferentes Promociones de la Escuela Militar

“Si la libertad significa algo, será sobre todo, el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír”. George Orwell


Luego de la primera carta en que compartí mi opinión e intenté reflejar el sentir de muchos de
los nuestros, indignados todos por la traición del gobierno de Piñera y que éste ha continuado, por la situación que viven nuestros camaradas Presos Políticos Militares y a aquellos miles injustamente procesados o por procesar, escribo estas líneas con la certeza de representar los sentimientos de nuestra generación. Todo ello, con la esperanza de motivar una necesaria. reacción para contener la cobarde y asimétrica agresión de que somos objeto quienes tuvimos el honor de servir en las filas de
nuestro Ejército de Chile.


Ante la evidente campaña jurídico-comunicacional a que nos someten desde hace ya largo
tiempo, cabe preguntarse: ¿Quiénes son los que nos persiguen implacablemente, sin dar tregua
en su empeño por llevarnos a la cárcel?, ¿Cuál es la génesis de la estructura del odio y la
venganza que hoy enfrentamos?, ¿Es posible contar con algún tipo de apoyo institucional o
político?, ¿Qué podemos hacer para revertir la situación en que nos encontramos?


La persecución se encuentra hoy en manos de un grupo de ministros de Cortes de Apelaciones,
designados inconstitucionalmente por la Corte Suprema de Justicia como “Ministros en Visita
Especial”, cuya existencia legal fue derogada hace varios años. Dichos ministros, de innegable
involucramiento ideológico, son respaldados en sus fallos por un grupo igualmente afín a sus
propósitos, convenientemente instalado en las salas de las Cortes de Apelaciones y fundamentalmente en la Segunda Sala de la Corte Suprema, instancia donde se resuelven la mayoría de los casos que nos afectan.


Como si lo anterior no fuera suficiente, el estímulo comunicacional y el manejo de los sucesivos
gobiernos, ha hecho que los jueces sientan que mientras más duros son con los militares, mejores
perspectivas de progreso en la carrera judicial tienen. Así ha quedado en evidencia con el
posicionamiento progresivo de jueces de izquierda en los más altos cargos de la administración de
justicia.


Los impulsores y promotores de la persecución entregada en manos de los jueces son, en primer
lugar, las agrupaciones de derechos humanos, perversamente estimuladas por los cada vez mayores
incentivos económicos. Junto a ellos y con un ímpetu avasallador, actúa, como ente político-técnico, elequipo de abogados del Ministerio del Interior, que bajo el nombre de: Programa Continuación de laLey 19.123 llevan a cabo la gestión en los tribunales y dirige −a través de ellos− las investigaciones
tendientes a comprometer judicialmente a todos los integrantes de nuestra generación, a diferencia delo que se esperaba y había sido prometido por el candidato traidor. Estos vengadores no solo fueronmantenidos en sus funciones sino que fueron potenciados fuertemente por el gobierno de SebastiánPiñera.


Tenemos entonces un cuadro de acción perfectamente ensamblado, donde el Poder Ejecutivo
promueve y estimula, y el Poder Judicial, infiltrado por esta corriente fuertemente ideologizada,
ejecuta.



¿Qué ocurre entretanto con el Poder Legislativo?: Siendo los únicos con autoridad legal de
ejercer control sobre los excesos del Poder Judicial, no tienen la autoridad moral y por lo tanto la
capacidad de dicho control. No han llevado a cabo acusación constitucional alguna en contra de los
jueces prevaricadores, sin duda escondidos en sus propios temores por la corrupción y el desprestigioque los afecta. Salvo un par de excepciones, no hay parlamentario dispuesto a enfrentar al PoderJudicial con la firmeza con la que actuaron en el pasado. Más difícil aún es encontrar parlamentarioscon el valor de reconocer en público los abusos que se cometen en contra de los militares. Por elcontrario, se siguen presentando proyectos de Ley que buscan humillar al mundo militar. Creen quenos tienen de rodillas, pero - “cuidado” - no es así.
En el resto del espectro político no se aprecia ningún camino de solución, pues cada cual se
encuentra empleado en su ambición por alcanzar y mantener el poder. Los partidos de derecha y en
especial los nuevos movimientos como Amplitud y Evópolis, han demostrado que consideran
inconveniente mostrar cercanía con el mundo militar, prefiriendo el silencio o el abierto rechazo a susantiguos aliados o sostenedores. La mejor prueba de ello es la traición de Sebastián Piñera, la cual noserá jamás olvidada ni perdonada por nuestro sector.


En una grotesca repetición del guión de la derecha, hoy somos testigos de nuevos intentos de
acercamiento hacia nuestro sector, esperando volver a engañarnos como lo hicieron en el pasado.
Para el gobierno y los partidos que lo apoyan, las evidencias de inconstitucionalidades,
arbirtrariedades e ilegalidades en los procesamientos y condenas a militares sobre la violación
de los derechos humanos, los mantienen en una ceguera de “violación sistemática a los derechos
humanos” que solo busca dividendos políticos. ¿Qué pasa con los militares procesados y condenados?


No son de su interés; la sed de venganza es superior a la razón y a la justicia. Hacen vista gorda y caenen la inconsecuencia imperdonable, grotesca, malvada y demoledora - para los afectados y sus familias- de no cumplir ni respetar la bandera de lucha de los “DDHH” que instalaron en su programa.En una de esas, y ojalá así sea, hasta es posible que algún líder de la izquierda menos extremasea capaz de ofrecer una vía de solución ante la incapacidad y falta de credibilidad de la derecha política.No existiendo aliados posibles en el espectro político, cabe preguntarse ¿Dónde podremosencontrar apoyo para nuestra causa, antes que la totalidad de nuestra generación termine
entre rejas?. Comencemos por preguntarnos: ¿Están las instituciones armadas en condiciones o
con voluntad para contener esta ofensiva en su contra y en perjuicio directo de sus miembros
en situación de retiro? Lamentablemente, los hechos demuestran que las instituciones y en especial
el Ejército, se encuentran empeñadas en defenderse de la campaña de desprestigio que ha surgido
como consecuencia de los luctuosos hechos gestados entre sus filas, donde la falta de honor y
honradez de algunos ha expuesto a la institución al oprobio público. Lo curioso es que dichas
situaciones han sido detectadas, investigadas, sancionadas preventivamente y sometidas a la justicia
por el propio Ejército, pero aprovechadas política y comunicacionalmente por los tres poderes del
Estado. 

La sociedad civil, por su parte, mantiene una total indiferencia hacia nuestra situación, solo
algunos signos y comentarios de cóctel demuestran algún grado de sensibilidad hacia la abusiva

condición con que se nos trata. A pesar de ello, los intereses nacionales apuntan a cualquier otro tipo de problemas, menos hacia el nuestro. Las reiteradas campañas comunicacionales, perfectamentecoordinadas desde el gobierno, mantienen la imagen de criminales y genocidas, que se nos atribuye enun plan de venganza perfectamente orquestado, generando con ello el rechazo en mucha juventud,sobre la base de una historia evidentemente tergiversada.


No habiendo apoyo posible, al menos en lo inmediato y en lo evidente, necesariamente
debemos volcar nuestra atención sobre nosotros mismos. En primer lugar, ha quedado atrás la
idea de que serían solo “algunos” los expuestos a la persecución. Hoy vemos que ya se está sometiendo


a proceso a quienes detuvieron gente por violar el toque de queda o cuyos soldados dispararon en
contra de quien trató de evadir el control. El fundamento de los jueces es que el Golpe de Estado fue
ilegal, luego todo lo que se hizo posteriormente también entra en la categoría de ilegal. Tenemos así
múltiples casos de procesamientos por detenciones ilegales, apremios ilegítimos, torturas, etc.,
atribuidos a quienes en la fecha sólo cumplían órdenes de sus superiores, en el marco de un Estado de Sitio.

En medio de esta avalancha de procesos, los que ya superan los 1.300, escuchamos a muchos
que dicen “hay que…”, a pesar de que − cuando tuvieron el poder - nada observable y palpable
hicieron. Un antiguo profesor señalaba con acierto que “el poder se usa por el bien de los
ciudadanos y la convivencia social cuando se tiene, nunca después de dejarlo”. Así, llegamos a
una situación en que no sirven las cartas ni las palabras de bien; se requiere de actos y conductas quelogren resultados. Solo sirven las acciones que − aunque tardías − puedan revertir la situación en quenos encontramos.

Muchos de quienes fuimos mandos subalternos en la época en cuestión creen que no serán
tocados por no haber hecho nada reprobable. Por desgracia, la Cárcel de Punta Peuco y próximamenteColina I comienzan a llenarse de ingenuos que creyeron que esta justicia respeta la verdad y la honestidad. Cada día vemos a más y más camaradas recibir tratos vejatorios, por el solo hecho de haber cumplido con su Deber Militar o más grave aún procesar y condenar a oficiales por el solo hecho de ser parte de la Unidad, donde no concurren la convergencia subjetiva que tiene relación, con el conocimiento y la intención del daño ocasionado - por parte del procesado o condenado - y tampoco la
convergencia objetiva de la presencia del sujeto en el acto en cuestión. Las penas aplicadas han sido
de un rigor absolutamente arbitrario y desproporcionado; ajenas a todo acto de justicia. Venganzas
demoledoras, que instalan en la opinión publica la idea de instituciones absolutamente dañinas a la
sociedad a la cual sirven, pero que ante los momentos más dificiles que periodicamente vive Chile,
todos miran a sus cuarteles. ¿Qué intención politica e ideologica se pretende con estos actos de
corrupcción y prevaricación de jueces?. ¿Denostar el alma del soldado y tenerlo arrodillado sometido a las decisiones de los diferentes poderes del estado? ¿Qué hay del Ejército libertador?. El daño al alma nacional es irremediable. ¿Hasta cuando resiste esto nuestro país?
¿No hay autoridades del poder ejecutivo, legistativo y judicial que puedan decir algo al
respecto? Sin duda esa “ceguera humana” alimentada por la venganza hacia quienes están
amarrados de pies y manos, pero libres de conciencia, es de una cobardía atroz y una vergüenza que la historia de los pueblos la ha repetido y que sus autores y responsables a la larga han debido afrontar.

¿No habrá alguna autoridad en Chile, que desde su situación transitoria de poder levante su voz,
basado en los principios de los derechos humanos, tan manoseados y sin aplicar por quienes los
pregonan y más grave aún por quienes deben aplicar “justicia con justicia”?
Recién se ha creado la Multigremial de las FF.AA. y de Orden y Seguridad en Retiro, a la cual
debemos apoyar con un generoso y permanente compromiso; ello para cumplir sus nobles
objetivos y también como una forma de hacer sentir nuestro peso en la sociedad y presionar para la
libertad de los nuestros injustamente procesados y condenados. Chile necesita de procesos y condenas
transparentes, objetivas y válidas; no sustentados en ficciones jurídicas; sujetas a derecho; y el fin de
la persecución.
4
Resumiendo nuestra situación:
1) Nos encontramos ante un enemigo declarado contra la generación militar que vivió los años del
Gobierno Militar, lo cual es apoyado y estimulado económicamente desde el gobierno.
2) El medio de acción empleado por el enemigo corresponde a un sector enquistado en la
judicatura, a través del cual se nos aplica un tratamiento judicial discriminatorio, arbitrario e
inconstitucional.
3) El Poder Legislativo demuestra una nula capacidad o interés en solucionar nuestra situación.
4) No hay posibilidad de obtener apoyo de nuestras instituciones, acorraladas por la presión del
mundo político.
5) No disponemos de un apoyo efectivo en la opinión pública, lo que dificulta cualquier solución de
parte de quienes viven de ella: los políticos.
6) A través del apoyo incondicional a nuestra Multigremial, tenemos la oportunidad de mostrar la
fuerza que poseemos, abandonando la actitud pasiva de los últimos años.

Entonces:

1. Observemos a quienes con sus actuaciones han contribuido a la denostación de los
militares y que mediante una campaña perfectamente organizada y apoyada por los
sucesivos gobiernos, han pretendido cambiar la historia y han provocado el
encarcelamiento injusto de nuestros camaradas de armas.

2. Denunciemos públicamente a quienes han abusado del cargo que ostentan y que han
caído en abierta prevaricación.

3. Mantengamos unidas a nuestras promociones, prestos a apoyar lo necesario para
preservar la verdadera Justicia que hoy se nos niega.

4. Apoyemos a la Multigremial recientemente formada y demostremos que con cientos de
miles de nuestros votos y de nuestras familias, lucharemos por restaurar la “verdadera
historia de Chile”, unidos a una permanente campaña de denuncias en todos los
tribunales posibles, ya sean nacionales o internacionales.

Además

✹ ¡No dejemos abandonados a nuestros caídos en el combate. Los aportes – por pequeños
que sean - a través de diferentes organizaciones como la “Multigremial” o “Mis
Camaradas" (miscamaradas2016@gmail.com) son muy importantes!
✹ ¡Mantengamos unidas nuestras promociones, prestos a apoyar lo necesario para
preservar la verdadera Justicia que hoy se nos niega!
Santiago, Febrero de 2016
GDB. Álvaro Guzmán Valenzuela

Presidente de la Promoción 1966 - 1970Santiago, Febrero de 2016



GDB. Álvaro Guzmán Valenzuela
Presidente de la Promoción 1966 - 1970